Páginas

Fin De Año - 2006

Si debemos contar los años desde el nacimiento de Jesús (mayo u octubre del año 7 A.C), entonces este es el fin del año 2013 y no 2006. Pero, bueno, fin de año es fin de año. Hay como una especie de predisposición psicológica respecto al cambio de número de un año, como si ello realmente modificara algo, como si el año a punto de morir fuera una entidad viviente que con su muerte se lleva nuestros malos momentos y recuerdos.

Creo que está bien que así­ sea.

El verdadero problema serí­a que nos creyéramos de veras que el simple cambio de numeración implica que automáticamente las cosas van a modificarse o mejorar sin esfuerzo por nuestra parte. Eso que le dicen esperanza y que a mí­ no me gusta para nada.

Hay quienes comienzan a hablar de balances, de objetivos futuros, de expectativas... No es mi caso. No soy un tipo pesimista, no soy un optimista tampoco. No hago balances porque entiendo que a esta edad (31 años) siempre son parciales, soy bastante joven aún para hacer balances serios. Mi único objetivo a futuro es, desde hace casi tres años, el bienestar de mi hija. Antes de ella, tampoco tení­a más objetivos en la Vida que vivirla. En cuanto a las expectativas... Depende de cómo se entienda expectativa. En mi caso, sólo puedo entenderla en la segunda acepción de la palabra según la Real Academi­a Española, es decir, como posibilidad razonable de que algo suceda. Toda expectativa que pudiera tener, entonces, está ligada a la Vida de mi hija también.

Estos últimos dí­as, y afectado tal vez por esto del fin de año más el hecho de haber entrado en la cuarta década de mi existencia, no he hecho otra cosa que reflexionar sobre los eventos y personas que me formaron y me forman.
Anoche, sin ir más lejos, hice una lista mental de hechos y personas importantes para mí­. Trataré de escribirla para dejar constancia del estado actual de formación de mi existencia, probablemente a alguien le sirva para hacer su propia lista a modo de "balance parcial" de fin del año 2006 (o 2013 como corresponderí­a).

Pregunta

¿Se puede sentir un Amor profundo y verdadero por la Humanidad y un desprecio igual de profundo y enorme por el individuo?

Esta es la pregunta que se hací­a uno de los hermanos Karamazov (Iván, creo recordar), en el libro de Fiódor Dostoyevski.

Devenir del 28 de Octubre

Blanco y gris y sonidos como voces, a veces, que se confunden. Un sueño de cansancio que se multiplica, en palabras, sombras, rostros, y son horas sin tiempo y es tiempo. Pierdo perspectiva, siento un espacio, un vací­o palpable, una pausa de la razón...

¿Hacia dónde iremos?

Siento estática en mi pecho, allí­, donde mi corazón, y un amargo sabor parecido a la decepción.
Algunas juventudes me asfixian, algunos dí­as también, y entonces el concepto de renuncia se hace idea y me abraza. Una fragancia de ignominia que persiste como el hedor de algunas emociones que fueron engendradas en otros períodos, otras soledades. Y aunque mi tiempo siempre es mañana, giro cada tanto la mirada y me quedo. Quizás sea el cansancio.

Quizás.

De ausencias y otros silencios he construí­do el puente que cruza los rí­os más borrascosos de mi ayer; todo es concupiscencia y continencia, una onda expansiva que se intenta detener con un muro de papel. En todo caso, más tarde, más temprano, nuestra voz arrasa como un huracán o se ahoga en un mar. Mientras tanto la mentira, aunque en la casa de mis emociones no hay lugar para la atrición, el olvido o el arrepentimiento, porque no soy siquiera el boceto de las expectativas de otros, un lugar terrible, sin gentes ni luces.

Más allá, el humo de las certezas, la bruma de lo que viene y una luz brillante en el medio, la luz de mi hija.