Entonces fue cuando sentí está sensación que me aceleró el corazón, como ahora, al escribir, una fractura interior, con un sonido claro y fuerte, lleno de notas pretéritas. Con las primeras gotas de lluvia busqué refugio en algún lugar, en alguna vereda, donde no molestara a quienes circulaban y donde pudiera acomodar pluma y papel y escribir... A la una de la mañana, aún sentado en la calle, ahora en la oscuridad, puse nombre, al fin, a mi fractura...
01.- De la soledad
Todos estamos solos. No es la soledad del que se aísla, del ermitaño, del que no encuentra compañía, del que no tiene familia o amigos. No es una soledad poética, ni siquiera metafórica.
Los seres humanos somos animales sociales, dependemos del otro, otros dependen de nosotros, estamos vinculados por nuestras necesidades, desde el alimento hasta el afecto. Incluso un recién nacido en brazos de su madre está "solo", no puede comprender el mundo nuevo que lo rodea, no puede expresar claramente lo que siente y nadie puede saber exáctamente qué ocurre en su foro más íntimo. Esa es la clase de soledad que nos afecta.
En algún punto diminuto, por no decir microscópico, de un universo incomprensiblemente vasto, perdido cerca del borde de una de miles de millones de galaxias, está este planeta que habitamos y llamamos Tierra, hogar de unos 7.000 millones de seres humanos. Somos menos que una gota de agua en un océano infiníto.
La soledad de la especie humana en el universo conocido transferida a cada uno de sus integrantes. Cada uno de nosotros es un mundo solo, con su historia, sus procesos evolutivos, sus progresos intelectuales, culturales, sus guerras, sus muertes... Cada uno, reproduciendo a escala individual, la pequeñéz de la humanidad en el espacio inconmensurable. Todos, cada uno, solos.
02.- De lo humano
"El hombre no es una cosa, sino un ser viviente, que está siguiendo un continuo proceso de desarrollo. En cada punto de su vida aún no es lo que puede ser y lo que posiblemente será" *A través de un larguísimo proceso natural, comienza a desarrollarse la Vida en el planeta. En en agua, primero, y millones de años más tarde, sobre la superficie. Y el hombre, por fin, como resultado de una serie de cambios a partir de la necesidad de adaptarse y sobrevivir, aparece, más o menos como hoy nos conocemos, hace unos 40.000 años. El hombre, dominando la Naturaleza, sometiéndola, separándose de ella indefectiblemente.
El Homo Sapiens, tal es el nombre científico de nuestra especie, que pertenece al orden de los primates, es el último vestigio del género Homo, surgido hace apróximadamente un millón y medio de años. Aunque comparte aún ciertas características con otros animales, como puede ser la inteligencia, posee además la capacidad de razonar, es decir, de analizar críticamente experiencias acumuladas, elaborar ideas, desarrollar conocimientos, aprender, y a partir de todo ello, proyectar en función de lo que le sirve y lo que no, lo que le satisface y lo que le produce disgusto. La diferencia que lo separa inevitablemente del resto de los animales, el pensamiento, que deja de ser simplemente un medio para asegurarse la satisfacción de ciertas necesidades y se convierte en un instrumento para comprender la realidad, para representarse a sí mismo en el tiempo, descubrirse, proyectar una idea de lo que aún no es y quiere que sea, de lo que quiere ser.
03.- De los sentimientos
El animal humano, como muchas otras especies, desarrolla inclinaciones hacia lo que le produce sensaciones placenteras o bienestar. Comparte con otros animales necesidades básicas, como pueden ser alimentarse, sobrevivir, protegerse; pero su capacidad de razonar lo eleva y lo lleva más allá de estas necesidades naturales, comúnes en todos los hombres. Son inclinaciones particulares de nuestra especie, que no tienen orígen biológico sino social, y son distintas para cada individuo, y las llamamos sentimientos y/o pasiones. Las más comúnes son el Amor, el odio, la alegría, la tristeza, los celos, la envidia, la solidaridad, el egoísmo, la competencia, etc. El Amor y el odio sean tal vez los más sobresalientes, y de ellos se desprenden muchas, sino la mayoría, de las acciones humanas a través de formas variadas de comportamiento.
04.- De la Vida
La Vida, dicho de un modo ordinario, es el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte de cualquier ser vivo, la existencia lisa y llana. Esta es una definición que, aunque correcta, carece de toda impresión que cada uno pueda otorgar subjetivamente a la idea de qué es la Vida y qué es vivir.
La mera existencia no implica Vida.
Podría, tal vez, definirse a la Vida como período de tiempo, entre el nacimiento y la muerte, y las experiencias y acciones de cada individuo en relación consigo mismo y con otros. Aún suena incompleta, claro. Lo más probable es que existan tantas definiciones como seres humanos en el mundo. No hay forma objetiva, dependiendo del ámbito, de definir algo que cada uno siente de forma muy particular, puesto que ese "lapso de tiempo" entre nacer y morir, es vivenciado según las propias experiencias y la forma en que éstas nos impresionan y determinan nuestra manera de entender la realidad.
05.- El Fin De Las Explicaciones
No se trata del fin de finalidad u objetivo. Se trata del fin de lo que termina, de lo que no será más. Según la definición de la Real Academia Española, una explicación es:
1. f. Declaración o exposición de cualquier materia, doctrina o texto con palabras claras o ejemplos, para que se haga más perceptible.
2. f. Satisfacción que se da a una persona o colectividad declarando que las palabras o actos que puede tomar a ofensa carecieron de intención de agravio.
3. f. Manifestación o revelación de la causa o motivo de algo.
Hace ya muchos años que descubrí la soledad de la que hablo al principio, de esta especie de carga genética con la que nacemos los seres humanos. La soledad de la especie; la soledad del pensamiento; la soledad de la creación; la soledad del que no puede expresar o compartir un dolor que nada tiene que ver con lo físico...
No me siento incomprendido porque no busco, y nunca busqué, la comprensión de los demás, no porque no me importa, al contrario, pero para nadie es fácil descubrir la naturaleza de los pensamientos y sentimientos de los demás, cada quien tiene su propio y vasto universo que explorar. No quiere decir esto que no lo intentemos, que no intentemos comprender a los demás, tal vez si hiciéramos el esfuerzo al menos, las relaciones entre los seres humanos serían algo mejor, pero, como dije, cada quien está embarcado en su propio viaje, tratando de descubrir qué es la Vida, o cuál es su sentido.
Para mí, la Vida es un proceso indescriptiblemente hermoso, sí, lleno de miedos, dolores y decepciones muchas veces, pero también lleno de belleza, de sorpresas, de alegrías. Y el fin de la Vida? No tiene ninguno. Qué sentido tendría buscarle el sentido; es, en mi caso, una pérdida de tiempo. Al fin y al cabo, todo se termina un día, y no puedo, realmente no puedo, dedicarle un segundo de mi corto tiempo a eso. Hay quienes no pueden imaginarse que la Vida sea un sinsentido, y buscan y pasan sus enteras existencias en la búsqueda de algo que posiblemente no puedan encontrar nunca.
Tal vez, la Vida sea sólo un período de tiempo vacío que la Naturaleza, para mí, o algún dios para otros, nos regala, en el que buscamos la forma de llenarlo, de que valga las penas. Cómo y con qué y con quiénes llenamos el vacío es lo que hará la diferencia. Algunos intentarán llenarlo con objetos, otros con papeles, otros con ideas, otros con sentimientos de todas clases. Cada uno lo intenta como puede.
Sospecho que es eso, ese intento por llenar el vacío lo que hace que la gente se encierre en sus problemas. Cada uno siente sus problemas como únicos, como los más dolorosos, como los más importantes. No sé si eso está bien o está mal, pero creo que en la medida que la gente se interesa sólo por lo que le sucede particularmente, pierde de vista la otra cuestión importante, los sentimientos.
Los afectos no nacen y mueren con uno. No es posible desarrollar sentimientos hacia los demás y de los demás hacia uno mismo si no intentamos involucrarnos, y eso implica, muchas veces, sufrimiento. Pero no hay cosa en el universo que exista sola. El sufrimiento existe porque existe la felicidad, la soledad, porque existe la compañía, la tristeza porque existe la alegría, yo existo porque existe otro que me da existencia. No es verdaderamente tan complicado. Pero en tanto gastamos el tiempo de la Vida con nuestras inseguridades y egoísmos, nos queda poco para lo demás.
Esta maravillosa capacidad humana de razonar, parece a veces puesta al servicio de lo superfluo, de lo cotidiano, del día a día, en lugar de lo profundo, en lugar de usarla para descubrirnos, para proyectarnos en el tiempo, en fin, de utilizar la razón para hacer del paso por la Vida el fin único de la existencia.
Me considero una persona completa, con defectos y virtudes, claro, pero completa. No tengo lo que otros pueden llamar problemas, todo se reduce, en mi caso, a circunstancias. Circunstancias económicas, circunstancias emocionales, etc. Mis circunstancias nunca son problemas, aunque haya quienes así las entiendan. En tanto circunstancias, siempre estoy conectado con los demás, con sus circunstancias y sus problemas, por cuanto todo lo que sucede a quienes me interesan siempre tiene prioridad sobre lo mío. Y sí, muchas veces me siento defraudado, cansado, molesto, siento falta de reconocimiento o ingratitud, pero es lo que elegí, elegí persistir en una conducta.
"Si presuponemos al hombre y a su conducta respecto del mundo como una conducta humana, sólo podremos cambiar amor por amor, confianza por confianza, etc... Si queremos influir sobre otros hombres, debemos ser hombres que actuamos sobre los demás de una manera realmente estimulante y promocionante. Todas nuestras conductas respecto del hombre y de la Naturaleza deben ser una manifestación cabal, correspondiente al objeto perseguido, de nuestra vida real individual. Si amamos sin suscitar un amor que nos corresponda, es decir, si nuestro amor como tal no produce un amor recíproco, si mediante nuestra exteriorización vital como hombres amantes no nos volvemos hombres amados, ese amor es impotente, es una desgracia." **
Claro que cometo errores, no soy perfecto. Muchas veces doy por sentado conceptos o ideas, tengo actitudes que, supongo mal, los demás comprenden. Los demás no son yo, no piensan o sienten de igual manera que yo.
Creo que soy un buen ser humano en general, conecto con la gente, con sus problemas, con sus historias. Supongo que es debido a la actitud que tengo frente a la Vida. Soy bueno para ayudar a los demás. A veces, la conexión es inmediata, a veces lleva tiempo, a veces, unas muy pocas veces, me involucro profundamente con alguien particular. Y no es que resuelvo los problemas de los otros, no se trata de eso, no puedo resolver los problemas de la gente. Se trata de acompañar, de escuchar.
Todos estamos solos. Todos nos sentimos solos...
En cuanto al Amor... El único Amor que no cambiará nunca es el que siento por mi hija Lara. Estoy lleno de amores de todas clases, mi familia, mis amigos, mis ex parejas, y todos contribuyen o han contribuído a ser quien soy, todos forman parte de mí.
Me doy cuento, y esa es la naturaleza de esta sensación de fractura, que pasamos mucho tiempo, que pasé mucho tiempo, tratando de explicar, de explicarme. Las explicaciones.
Siento, en lo profundo de mí, que la elección que hago de dejar de explicarme, implicítamente conlleva a otra soledad, la de no poder compartir con alguien, por lo díficil de encontrar a quien pueda acompañarme con estas premisas emocionales o intelectuales.
Elijo vivir, no explicar. Las aclaraciones, en la mayoría de las parejas, terminan por convertirse en una demostración de quién aclara mejor y más fuerte.
Lo mío es el Devenir. El Devenir en todos los aspectos y circunstancias de la Vida, el Devenir como proceso por el cual un proyecto común es, un proyecto común llega a ser.
Para eso hay que tener más o menos en claro qué queremos y si queremos hacerlo más solos de lo que ya estamos.
Adiós a las explicaciones.
Mi adiós tiene tu nombre.
* Eric Fromm (El Amor A La Vida)
** Karl Marx (Manuscritos Económicos Filosóficos)