Bien... De nuevo escribiendo, tras un mes bastante complicado y una semana fatal que parece concluir.
Sucede, cuando alguna situación me abruma en más de un sentido, que empiezo a sufrir de malestares de todas clases. Esta vuelta, y a causa de una tensa cuestión en el trabajo, de nuevo, no sólo tuve estos inconvenientes, sino que, además, comenzó a pasarme de todo. En una semana me robaron el celular y la plata que llevaba, perdí otro celular y las llaves (que luego encontré aplastadas por las ruedas de un camión) y, para coronar esos días, terminé, literalmente, bajo un automóvil cuando iba en bicicleta a buscar a mi hija. Este último incidente (acaecido el 13 de septiembre), aunque no me fracturé ni esguincé, me produjo más de un dolor de piernas, cintura y zonas aledañas que aún persisten en mi cuerpo.