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Feliz.

HOY estoy más feliz que de costumbre y con esto quiero decir que me siento tan feliz que no tengo ganas de que jodan mi sensación...
Tres razones vienen a ponerme así, además del hecho mismo de estar vivo.

La primera razón es mi hija.

Ayer me quedé con ella a la noche hasta que se durmió. Su madre, Verónica, salía, eso me pone feliz también; a veces nos llevamos mal, a veces bien, pero es una mujer muy trabajadora y a Lara nunca le falta nada, y la verdad es que se merece tiempo para ella. Ahora estamos pasando por una buena etapa. Ojalá sigamos así.

En fin, mi hija es lo más hermoso que conozco. Ella es la única que puede convencerme que los milagros existen, porque ella misma es uno. Ella es el milagro de la Vida. Y cuando la miro me doy cuenta que en el mundo no hay nada más importante, que al verla sonreir o reirse el mundo es un lugar con posibilidades de mejorar, que ella lo hace más bello. Que su nacimiento nos llenó de un sentido completamente nuevo...
Esta mañana, de camino al trabajo, noté que la gente me observaba. Supuse que se trataba de mi aspecto, tengo las zapatillas muy rotas, y la chomba, bueno, no me di cuenta que estaba tan destruída, tiene agujeros por todos lados. Pero no. No era este aspecto de mendigo que tengo el que llamaba la atención, no... Era que venía sonriendo. Supongo que todo el conjunto daría la impresión de estar mirando a un loco. Barba crecida, la ropa a la miseria, anteojos, con un libro enorme y sonriendo, honestamente feliz... Parece tan poco común ver gente feliz en el colectivo, en el subte. Y lo peor, la señal más clara de que la gente se te metió dentro con su humor de mierda y sus hedores emocionales y su caras de culos y su mal carácter es cuando ya no lo podés ver.

En fin, que la imagen de mi hija durmiendo me llenó de felicidad y paz...

La segunda razón es Vero.

Ayer leía en el blog de Ave Larga, sobre su estado de ánimo navideño, sobre estar enamorad@... Estoy enamorado y la verdad es que me siento muy feliz por eso también.

Con Vero el sentir es especial porque la conocí cuando estaba en una etapa de renuncia afectiva y haciendo más patente ciertas actitudes, aferrándome a unos axiomas que hoy son polvo de recuerdos.
A pesar de las distancias, los tiempos en ausencia, ella logra darme paz, me llena de una tranquilidad intelectual y emocional muy concretas. Y me siento feliz con ella. Y ella me hace sentir amado.

Además, me siento orgulloso, realmente muy orgulloso de ella, por su actitud consecuente, por la energía con la que se entrega a lo que cree, su pasión por la docencia y la convicción de que las cosas se pueden cambiar y salvar a través de la educación, su amor por los niños... En fin, son muchas cosas, pero el hecho mismo de sentir orgullo por la persona que uno ama es algo muy fuerte y tan especial...

Científica, ahora, por fin, docente recibida... A días de estar de vuelta aquí conmigo... Y sintiéndome verdaderamente amado. Cuántos pueden expresar eso? Cómo no habría de sentirme feliz?

Y la tercera razón...

Bukowski

Vengo leyendo, de nuevo, al viejo Hank... Y me da felicidad leerlo. Me hace bien porque Bukowski es de lo más transparente y honesto que he leído, sin demasiados rodeos, directo y crudo, claro como el agua. Sus relatos, sus reflexiones, llenas de situaciones cotidianas, a veces tristes, a veces muy cómicas, siempre reales, llenas de humanidad, con todo lo bueno y lo malo de ello, me reconfortan.

Amo la poesía, la ficción, la literatura en general, pero Bukowski es el más terrenal y humano de los escritores que leo. Y me hace feliz encontrar tanta cordura y belleza en lo contidiano y lo sencillo como hacía él.

Feliz.

Hoy nada puede empañar esta triple sensación de felicidad que tengo... Ni las viejas de mierda, ni los infelices de Belgrano que creen que pueden pasarte por encima, pobres tipos que sólo tiene dinero, ni los desesperados del subte o del colectivo, capaces de aplastarte por un asiento...

Es la una de la tarde y vamos bastante bien.