¿Se puede sentir un Amor profundo y verdadero por la Humanidad y un desprecio igual de profundo y enorme por el individuo?
Esta es la pregunta que se hacía uno de los hermanos Karamazov (Iván, creo recordar), en el libro de Fiódor Dostoyevski.
Respuesta personal: Sí, absolutamente.
En mi caso, es cada día mayor ese desprecio. No tengo ganas de explicarme realmente, lo único que puedo decir es que me cansan y me dan asco los ignorantes, los egoístas intelectuales, los egocéntricos, los peronistas, los que cuestionan mi vegetarianismo y/o mi ateísmo, los que no saludan, los racistas, los que tiran basura en la calle, los que dejan a sus perros cagar en la vereda, las "señoras mayores" (a.k.a: las viejas de mierda) que te atropellan por el asiento en el colectivo, los que creen que son los únicos que tienen problemas o que son los únicos que trabajan y se rompen el culo, los traidores, los que no pueden hablar sin gritar, los que conducen automóviles y cruzan en rojo, los que creen que tener es ser, los que no tienen y simulan tener, los que viven de las apariencias, los católicos puritanos y moralistas, los que cuestionan a los demás sin tener idea de lo mierdas que son, los que no tienen sentido común, y la lista sigue y sigue...
¿Soy un intolerante? A veces, sí. Pero no lo oculto.
Amén.